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Mostrando entradas de 2008

Hombres Necios - Sor Juana Inés de la Cruz (Mexicana)

Hombres necios que acusáis a la mujer sin razón, sin ver que sois la ocasión de lo mismo que culpáis: si con ansia sin igual solicitáis su desdén, ¿por qué queréis que obren bien si las incitáis al mal? Combatís su resistencia, y luego con gravedad decís que fue liviandad lo que hizo la diligencia. Queréis con presunción necia hallar a la que buscáis, para pretendida, Tais, y en la posesión, Lucrecia. ¿Qué humor puede ser más raro que el que falta de consejo, él mismo empaña el espejo y siente que no esté claro? Con el favor y el desdén tenéis condición igual, quejándoos, si os tratan mal, burlándoos, si os quieren bien. Opinión ninguna gana, pues la que más se recata, si no os admite, es ingrata y si os admite, es liviana. Siempre tan necios andáis que con desigual nivel a una culpáis por cruel y a otra por fácil culpáis. ¿Pues cómo ha de estar templada la que vuestro ...

El seminarista de los ojos negros - Miguel Ramos Carrión (español)

EL SEMINARISTA DE LOS OJOS NEGROS Desde la ventana de un casucho viejo abierta en verano, cerrada en invierno por vidrios verdosos y plomos espesos, una salmantina de rubio cabello y ojos que parecen pedazos de cielo, mientas la costura mezcla con el rezo, ve todas las tardes pasar en silencio los seminaristas que van de paseo. Baja la cabeza, sin erguir el cuerpo, marchan en dos filas pausados y austeros, sin más nota alegre sobre el traje negro que la beca roja que ciñe su cuello, y que por la espalda casi roza el suelo. Un seminarista, entre todos ellos, marcha siempre erguido, con aire resuelto. La negra sotana dibuja su cuerpo gallardo y airoso, flexible y esbelto. Él, solo a hurtadillas y con el recelo de que sus miradas observen los clérigos, desde que en la calle vislumbra a lo lejos a la salmantina de rubio cabello la mira muy fijo, con mirar intenso. Y siempre que pasa le deja el recuerdo de aquella mirada de sus ojos negros. Monótono y tardo va pasando el tiempo y muere el ...

El Beso - Federico Barreto (Peruano)

Con candoroso embeleso y rebosando alegria me pides, morena mia, que te diga ¿que es un beso? Un beso es el eco suave de un canto, que mas que canto es un himno sacrosanto que imitar no puede el ave. Un beso es el dulce idioma con que hablan dos corazones que mezclan sus impresiones como las flores su aroma. Un beso es... ¡No seas loca! ¿Por que me preguntas eso? Junta tu boca a mi boca, y veras lo que es un beso. (J. Federico Barreto Bustios - Tacneño)

Poema 20 - Pablo Neruda (Chileno)

Puedo escribir los versos más tristes esta noche. Escribir, por ejemplo: «La noche está estrellada, y tiritan, azules, los astros, a lo lejos». El viento de la noche gira en el cielo y canta. Puedo escribir los versos más tristes esta noche. Yo la quise, y a veces ella también me quiso. En las noches como ésta la tuve entre mis brazos. La besé tantas veces bajo el cielo infinito. Ella me quiso, a veces yo también la quería. Cómo no haber amado sus grandes ojos fijos. Puedo escribir los versos más tristes esta noche. Pensar que no la tengo. Sentir que la he perdido. Oír la noche inmensa, más inmensa sin ella. Y el verso cae al alma como al pasto el rocío. Qué importa que mi amor no pudiera guardarla. La noche está estrellada y ella no está conmigo. Eso es todo. A lo lejos alguien canta. A lo lejos. Mi alma no se contenta con haberla perdido. Como para acercarla mi mirada la busca. Mi corazón la busca, y ella no está conmigo. La misma noche que hace blanquear los mismos árboles. Nosotros...

Los motivos del lobo - Ruben Darío (Nicaragüense)

El varón que tiene corazón de lis, alma de querube, lengua celestial, el mínimo y dulce Francisco de Asís, está con un rudo y torvo animal, bestia temerosa, de sangre y de robo, las fauces de furia, los ojos de mal: el lobo de Gubbia, el terrible lobo. Rabioso ha asolado los alrededores, cruel ha deshecho todos los rebaños; devoró corderos, devoró pastores, y son incontables sus muertes y daños. Fuertes cazadores armados de hierros fueron destrozados. Los duros colmillos dieron cuenta de los más bravos perros, como de cabritos y de corderillos. Francisco salió: al lobo buscó en su madriguera. Cerca de la cueva encontró a la fiera enorme, que al verle se lanzó feroz contra él. Francisco con su dulce voz, alzando la mano,al lobo furioso dijo: -"¡Paz, hermanolobo!" El animal contempló al varón de tosco sayal; dejó su aire arisco, cerró las abiertas fauces agresivas y dijo: -"¡Está bien, hermano Francisco!" -"¡Como! -exclamó el santo-. ¿Es ley que tu vivas de horr...

Si tienes una madre todavía - Heinrich Neuman (Alemán)

SI TIENES UNA MADRE TODAVIA Si tienes una madre todavía, da gracias al Señor que te ama tanto, que no todo mortal contar podría, dicha tan grande ni placer tan santo. Si tienes una madre… sé tan bueno que ha de cuidar tu amor su paz sabrosa, pues la que un día te llevo en su seno siguió sufriendo y se creyó dichosa. Veló de noche y trabajó de día leves las horas en su afán pasaban, un cantar de sus labios te dormía, y al despertar sus labios te besaban. Enfermo y triste, te salvó su anhelo que sólo el llanto por su bien querido milagros supo arrebatar al cielo, cuando ya el mundo te creyó perdido. Ella puso en tu boca la dulzura de la oración primera balbucida y plegando tus manos en ternura, te enseñaba la ciencia de la vida. Si acaso sigues por la senda aquella que va segura a tu feliz destino, herencia santa de la madre es ella, tu madre sola te enseñó el camino . Mas si al cielo se fue… y en tus amores ya no la harás feliz sobre la tierra, deposita el recuerdo de tus flores sobr...

La silla que ahora nadie ocupa - Evaristo Carriego (Argentino)

La silla que ahora nadie ocupa Con la vista clavada sobre la copa se halla abstraído el padre desde hace rato: pocos momentos hace rechazó el plato del cual apenas quiso probar la sopa. De tiempo en tiempo, casi furtivamente, llega en silencio alguna que otra mirada hasta la vieja silla desocupada que alguien, de olvidadizo, colocó en frente. Y, mientras se ensombrecen todas las caras, cesa de pronto el ruido de las cucharas porque insistentemente, como empujado por esa idea fija que no se va, el menor de los chicos ha preguntado cuándo será el regreso de la mamá.

Nostalgia - José Santos Chocano (Peruano)

NOSTALGIA Hace ya diez años que recorro el mundo. ¡He vivido poco! ¡Me he cansado mucho! Quien vive de prisa no vive de veras, quien no echa raíces no puede dar frutos. Ser río que recorre, ser nube que pasa, sin dejar recuerdo ni rastro ninguno, es triste y más triste para quien se siente nube en lo elevado, río en lo profundo. Quisiera ser árbol mejor que ser ave, quisiera ser leño mejor que ser humo; y al viaje que cansa prefiero terruño; la ciudad nativa con sus campanarios, arcaicos balcones, portales vetustos y calles estrechas, como si las casas tampoco quisieran separarse mucho... Estoy en la orilla de un sendero abrupto. Miro la serpiente de la carretera que en cada montaña da vueltas a un nudo; y entonces comprendo que el camino es largo, que el terreno es brusco, que la cuesta es ardua, que el paisaje es mustio... ¡Señor! ¡Ya me canso de viajar! ¡Ya siento nostalgia, ya ansío descansar muy junto de los míos!... Todos rodearán mi asiento para que les diga mis penas y mis triu...

Blasón - José Santos Chocano (Peruano)

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Soy el cantor de América autóctono y salvaje: mi lira tiene un alma, mi canto un ideal. Mi verso no se mece colgado de un ramaje con un vaivén pausado de hamaca tropical... Cuando me siento inca, le rindo vasallaje al Sol, que me da el cetro de su poder real; cuando me siento hispano y evoco el coloniaje, parecen mis estrofas trompetas de cristal. Mi fantasía viene de un abolengo moro: los Andes son de plata, pero el León de oro; y las dos castas fundo con épico fragor. La sangre es española e incaico es el latido; y de no ser poeta, quizás yo hubiera sido un blanco aventurero o un indio emperador.

Bodas Negras - Julio Florez (Colombiano)

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Bodas negras Oye la historia que contóme un día el viejo enterrador de la comarca: - Era un amante a quien por suerte impía su dulce bien le arrebató la Parca. Todas las noches iba al cementerio a visitar la tumba de la hermosa; la gente murmuraba con misterio: "es un muerto escapado de la fosa" En una noche horrenda hizo pedazos el mármol de la tumba abandonada, cavó la tierra y se llevó en sus brazos el rígido esqueleto de su amada. Y allá, en su triste habitación sombría, de un cirio fúnebre a la llama incierta sentó a su lado la osamenta fría, y celebró sus bodas con la muerta. La horrible boca la cubrió de besos, el yerto cráneo coronó de flores, ató con cintas sus desnudos huesos, y le contó sonriendo sus amores. Llevó la novia al tálamo mullido, se acostó junto a ella enamorado, y para siempre se quedó dormido al esqueleto rígido abrazado.

Poema de la despedida - José Angel Buesa (Cubano)

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Poema de la Despedida Te digo adiós y acaso, te quiero todavía. Quizá no he de olvidarte, pero te digo adiós. No se si me quisiste...No se si te quería... O tal vez nos quisimos demasiado los dos. . Este cariño triste y apasionado y loco, me lo sembré en el alma para quererte a ti. No se si te amé mucho...No se si te amé poco. Pero si se que nunca volveré a amar así. . Me queda tu sonrisa dormida en mi recuerdo, y el corazón me dice que no te olvidaré; pero al quedarme solo; sabiendo que te pierdo, tal vez empiezo a amarte como jamás te amé. . Te digo adiós y acaso en esta despedida mi más hermoso sueño muere dentro de mí... Pero te digo adiós para toda la vida, aunque toda la vida siga pensando en ti. José Angel Buesa ( Cubano) . . .

Más allá de la muerte - Federico Barreto (Perú)

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Es invierno, y una noche negra, fría y tempestuosa. En la lúgubre capilla de un asilo monacal, yace el cuerpo inanimado de una joven religiosa que, agobiada por la pena se murió como una rosa arrancada de su tallo por el fiero vendaval. Blanco traje que realza su magnífica belleza, simboliza su inocencia, su bondad y su candor; rosas blancas en capullo le circundaban la cabeza, y parece aquella virgen que murióse de tristeza, una novia desmayada en su tálamo de amor... El silencio que allí reina es tan sólo interrumpido por el viento que sacude las vidrieras al pasar, por el viento, y otras veces por el tétrico graznido de los búhos que allí moran, que han formado allí su nido y que atisban lo que pasa, por las grietas de un altar. Cuatro cirios iluminan con fulgores inseguros el cadáver de aquel ángel de belleza y de virtud, y las sombras que proyectan esos cirios en los muros van y vienen en silencio por los ámbitos obscuros como un coro de fantasmas circundando el ataúd. Mil rumores...

Los Heraldos Negros - César Vallejo (Perú)

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LOS HERALDOS NEGROS Hay golpes en la vida, tan fuertes... Yo no sé. Golpes como del odio de Dios; como si ante ellos, la resaca de todo lo sufridose empozara en el alma... Yo no sé. Son pocos; pero son... Abren zanjas oscuras en el rostro más fiero y en el lomo más fuerte. Serán tal vez los potros de bárbaros atilas; o los heraldos negros que nos manda la Muerte. Son las caídas hondas de los Cristos del alma, de alguna fe adorable que el Destino blasfema. Esos golpes sangrientos son las crepitaciones de algún pan que en la puerta del horno se nos quema. Y el hombre... Pobre... pobre! Vuelve los ojos, como cuando por sobre el hombro nos llama una palmada; vuelve los ojos locos, y todo lo vivido se empoza, como un charco de culpa, en la mirada. Hay golpes en la vida, tan fuertes ... Yo no sé!

Poema La tristeza del Inca de José Santos Chocano (Perú)

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LA TRISTEZA DEL INCA Este era un Inca triste, de soñadora frente, de ojos siempre dormidos y sonrisa de hiel, que recorrió su imperio, buscando inutilmente a una doncella hermosa y enamorada de él. Por distraer sus penas, el Inca dió en guerrero; puso a su tropa en marcha y el broquel requirió; fue sembrando despojos sobre cada sendero y las nieves mas altas con su sangre manchó. Tal, sus flechas cruzaron inviolables regiones, en que apenas los rios se atrevian a entrar; y tal fue, derramando sus heroicas legiones: de la selva a los andes de los andes al mar. Fue gastando las flechas que tenía en su aljaba, una vez y otra y otra, de región en región, porque cuando salía victorioso, lograba levantar la cabeza, pero no el corazón. Y cansado de tanto levantar la cabeza, celebró bailes magnos y banquetes sin fin, pero no logra nada disipar su tristeza, ni la sangre del choque, ni el licor del festín. Nada entraba en el fondo de su espiritu oculto: ni las cándidas ñustas de dignástico rol, ...